¿Por qué usas perfume?
El perfume es uno de los productos de belleza más codiciados y deseados. Un lujo que todos queremos disfrutar y una atracción de la que no podemos deshacernos. No es para menos, su fragancia puede transportarte a los recuerdos más felices de tu niñez, desenterrar memorias escondidas entre la nostalgia e, incluso, formar la viva imagen de un ser querido en nuestra mente, tan real como si lo tuvieras delante.
Los olores hacen un viaje intenso desde las notas que conforman cada fragancia a través de nuestro cuerpo y llegan directos al corazón de nuestro cerebro: el hipotálamo, el lugar donde habitan la memoria y los recuerdos, la parte de nuestra mente donde se encuentran nuestros deseos más profundos y las pasiones más irracionales.
Por eso, cada vez que caminas por la calle y alguien pasa a tu lado con un perfume familiar, tus sentidos se desperezan y evocan impresiones que vienen de lo más hondo de tu memoria. El dulce calor de un recuerdo agradable produce una sensación de profundo bienestar. A veces un olor nos sorprende porque, de imprevisto, despierta emociones que creíamos olvidadas.
Y este truco fundamental de los perfumes podemos usarlo también en nuestro favor. Escoge el perfume que mejor quede con el olor natural de tu cuerpo. Deja huella en todos aquellos que estén cerca de ti. Sin apenas darte cuenta, tu serás el recuerdo que se despertará en la mente de otra persona cada vez que se encuentre con tu carismática fragancia.
El perfume y la personalidad
Por eso, cada mañana, decido con calma cuál va a ser el olor que me va a acompañar durante el día. Nada más levantarme de la cama pienso cuál va ser mi aspecto de hoy, cómo voy a presentarme al mundo. Escojo la ropa y los zapatos, selecciono los accesorios más adecuados para un conjunto sencillo, nada recargado, pero sofisticado, que muestre a los demás qué soy, quién soy yo.
Nunca olvido, antes de salir de casa, el perfume: ¿cuál voy a llevar conmigo hoy?, ¿en qué memoria voy a dejar hoy una huella?
El perfume que escojo es lo que soy, mi carta de presentación y la despedida más dulce. Una estela que queda tras de mi, que me hace inolvidable, irrepetible. Una sensación que permanece más allá del espacio, en cualquier momento del tiempo, en lo más profundo de tu corazón. Un recuerdo que puede aparecer cuando menos lo esperas, al doblar cualquier esquina.
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