Qué hacer para ser más feliz en tu día a día
La felicidad… nos pasamos la vida buscándola y muchas veces la tenemos delante de nuestros ojos, en las pequeñas cosas (y personas) que nos rodean. Pero claro, el ajetreo, estrés y preocupaciones del día a día nublan nuestras mentes y no nos dejan apreciarlas.
En DIVAIN, queremos presentarte una serie de pequeñas acciones que puedes incorporar en tu rutina diaria que te harán ver la vida de otra manera. Aplícalas y verás como será complicado que pierdas la sonrisa.
Y si además de realizar estas acciones, te aplicas uno de estos 10 perfumes que atraen la energía positiva, la felicidad y positividad estarán aún más presentes en tu vida.
Las 4 hormonas de la felicidad
Pero antes de ver qué puedes hacer para ser más feliz en tu día a día, vamos a ver cuáles son las hormonas de la felicidad.
Consideradas la morfina natural que segrega el cuerpo, las endorfinas se producen en respuesta al estrés o al malestar, aunque también se generan cuando se realizan actividades que tienen recompensas (como comer o hacer ejercicio) o cuando interactuamos con los que nos rodean. Bloquean los malos pensamientos y te sumen en un estado placentero.
La serotonina es una hormona y un neurotransmisor que ayuda a regular el estado de ánimo, el sueño, el apetito o la capacidad de aprendizaje.
Aunque es popularmente conocida como la “hormona del amor”, la oxitocina es mucho más, ya que promueve la empatía, la confianza y la vinculación con las relaciones personales. Aumentan con las muestras de afecto de las personas que queremos.
Esta hormona y neurotransmisor se encarga de proporcionar bienestar al cerebro, por lo que es conocida como “la hormona del bienestar”. Se relaciona con las sensaciones placenteras así como con el aprendizaje o el sentirse activo.
Como explica la investigadora y profesora emérita de la Universidad Estatal de California, Loretta G. Breuning, este “cuarteto de la felicidad” no surge todo el tiempo. El cerebro no puede forzar la aparición de estas hormonas de manera voluntaria, sino que hay que activarlas mediante la realización de una serie de acciones.
Y ahora viene la gran pregunta… ¿cómo activar las hormonas de la felicidad? Con estas pequeñas acciones que te mostramos a continuación.
Qué hacer para ser feliz
Reír
Algo tan simple como la risa, supone un antes y un después en nuestro estado emocional. Es el timbre que anuncia a una persona feliz. Y es que la risa previene el estrés y es la mejor manera de combatir las emociones negativas, porque cuando reímos se desencadena la producción masiva de endorfinas y se reducen los niveles de cortisol (también conocido como la hormona del estrés).
Madrugar
A quien madruga Dios (y la hormona de la felicidad) le ayuda. Sabemos que vaguear en la cama un domingo puede parecer una de las mejores cosas de la vida, pero el estar activos nos hace sentir mucho mejor.
Con esto no queremos decir que te tengas que levantar a horas intempestivas sin haber descansado bien. Según un estudio de la Universidad de Toronto, las personas madrugadoras tienden a ser más positivas y a estar más satisfechas que las personas trasnochadoras, que muestran mayores índices de depresión y pesimismo.
Afirman que esto está relacionado con los ritmos circadianos, ya que si te acuestas más pronto y te levantas antes, tu cuerpo está en sintonía con las revoluciones de la madre Tierra.
Pasar tiempo al aire libre (si es en la naturaleza, mejor)
Estar en contacto con la naturaleza o en un entorno tranquilo al aire libre, reduce los niveles de estrés. ¿Quién no se ha sentido totalmente renovado al dar un paseo por un bosque o una playa desierta? Respirar un poco de aire puro es uno de los mayores placeres que nos puede dar la vida.
Hacer deporte
No hace falta que te hagas deportista de élite, pero los expertos afirman que realizar por lo menos 30 minutos de actividad física al día previene el malestar y la depresión y hace que nos sintamos mucho mejor con nosotros mismos. Esto es debido a que, al hacer deporte, los niveles de dopamina y serotonina aumentan.
Desconectar del mundo
Está demostrado que apagar el móvil unos minutos al día nos hace sentir mucho más relajados ya que los niveles de cortisol (la hormona del estrés) disminuyen. Prueba a apagarlo y a alejarte de Internet por lo menos 15 minutos al día. Verás cómo durante ese tiempo eres mucho más feliz.
Relacionarse y ser amable
Las relaciones interpersonales favorecen la activación de 3 de las 4 hormonas de la felicidad (oxitocina, dopamina y serotonina). El ser humano es un ser social, por lo que sentirse querido y parte del mundo es esencial para un buen desarrollo y para alcanzar la felicidad.
Por otra parte, la amabilidad contribuye a mejorar la autoestima y el estado de ánimo. ¿Acaso no te sientes feliz cuando ayudas a alguien y te sonríe y da las gracias?
Así que ya sabes, si quieres ser un poquito más feliz incorpora estas pequeñas acciones en tu día a día. Verás como supondrán un gran cambio en tu actitud, y por ende, en tu vida.
10 cosas que debes dejar de hacer para ser feliz
Pero claro, no basta con hacer cosas que nos hagan sentir mejor, sino que hay que evitar a toda costa las que nos producen malas vibraciones. Te dejamos un decálogo rápido de las 10 cosas que NO debes hacer bajo ningún concepto si quieres ser más feliz y sentirte mejor:
- Tener que tenerlo todo bajo control (si lo haces el estrés se apoderará de ti).
- Autoexigencia extrema. La autocrítica está bien, pero sin pasarse ni machacarse.
- Tener la mente cerrada. Si la mantienes así, te estás perdiendo grandes cosas de la vida y la oportunidad de ser más feliz.
- Quejarse en exceso. Si lo haces entras en un bucle de infelicidad del que no podrás salir y además te será más difícil ver soluciones factibles a tus problemas.
- Aparentar ser quien no eres por gustar a los demás. Ese sobre esfuerzo desgasta y provoca infelicidad ya que es todo lo contrario a la autoaceptación. Además, no se puede mantener en el tiempo (se pilla antes a un mentiroso que a un cojo).
- Anclarse en el pasado. El pasado, pasado está, tienes que abrazar el futuro y no aferrarte jamás a lo que pudo ser y no fue.
- Vivir tu vida según las expectativas de los demás.
- Criticar a todo y todos los que te rodean.
- Cargar con responsabilidades de los demás.
- Resistirse a los cambios.
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